##article.abstract##
El presente artículo presenta una antropología educativa de carácter comunitario con la intención de evidenciar que somos seres sociales, comunitarios por naturaleza es decir, no hemos nacido para vivir como “islas”, sino para convivir con otros, enfatizando la importancia que tiene la educación como proceso para transformar el yo en un nosotros. Posteriormente, se reflexiona sobre el desarrollo de la comunidad, desde la perspectiva territorial en educación, para resaltar que la vida grupal se desarrolla en contextos determinados y concretos. Luego se plantea la necesidad de recuperar el sentido de las comunidades de aprendizaje, con el fin de evidenciar que la innovación en el campo educativo tiene sus raíces en aquellos procesos que en América Latina se han gestado por algunos años para la liberación y concienciación de hombres y mujeres. Por último, se infieren algunas conclusiones con carácter prospectivo que plantean la necesidad de revisar la formación del educador, la calidad de la educación y los imaginarios sociales, teniendo presente que la educación es un proceso para mejorar la vida humana.