Abstract
Plantear la novedad y actualidad de la misión lasallista en América Latina y el Caribe implica reconocer que la realidad de la región ha cambiado profundamente en las últimas dos décadas. La aparición de nuevos actores y la reacomodación de las instituciones, los contextos políticos, la heterogeneidad de un continente que hace poco se sentía homogéneo, la menor dependencia económica de los países desarrollados, son entre otros, características de esta realidad e impactan directamente las realidades educativas. El problema de la calidad, la baja inversión en ciencia y tecnología, y el poco acceso a la educación superior son asuntos que se presentan como desafíos gigantescos a todos los actores. Si los lasallistas quieren tener una palabra que decir en este contexto, su propuesta educativa tiene que: plantear el diálogo con las pedagogías contemporáneas, educar para la profundidad y la criticidad, situarse en la sociedad de la información y la economía del conocimiento, y dar respuestas educativas a los grandes desafíos políticos. Solo así podrá situarse creativamente en estos tiempos de esperanza y creatividad, jugarse sus restos, y aportar a la construcción de una sociedad más equitativa, incluyente, plural y justa.